Muerte en mi Niñez

Sobre la muerte de un compañero

Corría el año 1954 y cursaba el sexto de preparatoria en el Barros Borgoño y eramos alrededor de cuarenta  o mas alumnos en el curso. Entre ellos había uno que me perece se llamaba Campos y vivía en Franklin y Lord Cochrane, nunca fuimos amigos pero en una ocasión por motivos de tareas fui a su casa. Yo vivía en Roberto Espinoza y Franklin asi es que siempre nos cruzábamos en el camino, nunca fuimos amigos mas alla de estar en el mismo salón terminando la educación primaria.

Un dia en la mañana llego un apoderado y el profesor salio a conversar con ella, era una mañana fría y. el profe nos conto que Campos se había escapado de la casa, lo cual era para nosotros interesante pues siempre con mis amiogos hablábamos de esa posibilidad y buscábamos caminos a travez de la Cordillera, asi conoci Sewel, ers esa una avntura que como preadolescente estaba en nuestras mentes sin considerar implicaciones de la acción.

Como a los dos días posteriores el profesor nos conto que Campos había sido atropellado por un tren en Lo Espejo y que había fallecido, el grupo con el que me juntaba y que además eramos del barrio decidimos ir a su funeral y aprovechamos que la familia puso un bus para transporte. Antes de salir mi padre me dio una tarjeta con mi nombre para depositarla a la salida, la verdad es que no entendí mucho la idea sino hasta muchao años mas tarde. Despues del entierro con mis amigos cruzamos el cementerio para salir por Recoleta, habíamos entrado por Avda. La Paz. Y aproveche la ocasión para visistar la tumba de mi abuelo la cual siempre me intrigo porque veía mi nombre en su tumba.

Nunca tuvimos especial atención ni de los profesores ni de ningún padagogo, supongo que en esos años eramos mas duros o la vida era mas difícil, nuestro trabajo era estudiar en la medida de lo posible y pasar el tiempo con los amigosen la mayoría de lo posible.

Con el tiempo siempre me cruce con el hermano por la calle Franklin, era un muchacho gay y siempre recibia matonaje e insultos cuando pasaba frente a los Pool del turco. Puedo decir que emocionalmente nunca me afecto su muerte y la idea de arrancar de la casa se fue a medida que entrabamos a la pubertad, sin embargo la imagen y funeral de mi compañero ha persistido en la memoria y siempre me vuelve a la memoria

Sin embargo, hoy dia ya viejo puedo apreciar que su muerte no causo ningún impacto en la sociedad ni en el barrio, no éramos alumnos de un liceo de ricos sino en la mismísima Universidad del Matadero, mi verdadera Alma Mater junto a la U. de Chile.

Ningún periódico ni radio transmitió la noticia y sus compañeros vimos pasar el suceso sin que a nadie le importara. Para terminar solo podemos agregar como el poeta Pezoa Veliz que “tras la paletada, nadie dijo nada, nadie dijo nada”

Sin embargo hoy, 76 años después, aun lo recuerdo y tras la paletada no se borro de mi vida de niño cuando tenia solo 11 primaveras, algo quedo vivo en mi.

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