Quemando las Naves

El Pueblo Unido Jamás Sera Vencido

He estado, desde 1973, fuera de Chile, los primeros años, junto a mi compañera y mis hijos, vivimos en México sin abrir las maletas esperando que el regreso a nuestro terruño iba a acontecer en los próximos meses. Los años pasaron y finalmente volví a mi tierra lleno de esperanza y me encontré que esta ya no existía. Vi al chileno medio con todos sus defectos, racistas mirando en menos a los rotos que ganaban menos que el, tratando de parecer simpático al pije que ganaba más, el cual a su vez lo desprecia por su condición de roteque arribista.

Aunque siempre ha sido costumbre usar anglicismos, se llama guaipe a un trapo para limpiar (del inglés wipe que significa limpia) a la sala o cuarto de estar de la casa le llaman el living (room), ahora se ha hecho más común despreciar el idioma y estamos llenos de palabras gringas que ni siquiera saben pronunciar eliminando otras en nuestro idioma por su escritura gringa, matonaje fue sustituido por bulling, sentimientos por feeling, poder por power e inventando otras.

Están ahora preocupados del auto nuevo cero Kim. o del celular o del último vestido, hablando del “colaless” que andaban usando debajo del vestido y preocupados de que se pensaba en el extranjero acerca de ellos, del ombligo del mundo, y la verdad es que lo único que hace noticia afuera tiene que ver con Pinochet, sus juicios y ahora con el descontento social y el nuevo gobierno que se avecina.

Me detuve durante 15 minutos en La Alameda y Ahumada para ver pasar la gente y apreciar otro de los mitos imperantes, somos un pueblo mestizo y no blanco como quieren hacernos creer la derecha. Caminé por los paseos y calles del centro y me encontré con escritos racistas en contra de algunos hermanos latinoamericanos, panfletos por lo que sentí y aun siento una vergüenza terrible. Pensé en el racismo oculto dentro de la sociedad, estimulados por aquellos que se creen superiores a aquellos provenientes de países del altiplano problema acelerado en el último tiempo con la inmigración de colombianos, venezolanos, peruanos, haitianos, bolivianos y otros. Finalmente pude apreciar lo intolerables, racistas, clasistas e individualistas en que nos hemos convertido como consecuencia del gobierno de la dictadura y de la concertación y el arribismo.

Volví a mi país de residencia con la convicción de haber estado viviendo durante 30 años en una burbuja, con una realidad inexistente y borracho de un recuerdo que era solo eso, un recuerdo perdido en los años del exilio, dispuesto a vaciar mis maletas en los roperos y volver del mundo de los sueños para comenzar a vivir el resto de mi vida. Tomé mis viejas valijas   les prendí fuego pensando en un viejo programa de la televisión mexicana llamado ‘Aquí nos tocó vivir” esperando el fin de mi tiempo.

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